11 de julio de 2014

Indígenas de Mutatá le dicen no a prácticas mineras

Temerosos y preocupados se encuentran los habitantes del resguardo indígena Chontadural Cañero, ubicado en el municipio de Mutatá, Urabá antioqueño, al enterarse de que una empresa tiene concesión para adelantar actividades mineras en su territorio.


“Nos hemos dado cuenta de que hay concesiones de títulos mineros para el resguardo, las cuales no conocíamos, porque en ningún momento nos consultaron. No sabemos muy bien cuál es la entidad que va a poder desarrollar minería en nuestro resguardo”, cuenta un líder indígena, quien pidió reserva de su identidad.

Por su lado, Adolfo Andrés Hincapié, asesor de Territorio y Medio Ambiente de la Organización Indígena de Antioquia, OIA, explica que en el sector “hay 5.440 hectáreas concedidas a título a la empresa Anglogold Ashanti, desde el 2009, para la extracción de oro. Dicha concesión se hizo por 40 años”.

La situación está siendo ampliamente discutida por entidades como la Alcaldía de Mutatá, la OIA, líderes indígenas y Corpourabá, en vista de que los indígenas no están dispuestos a permitir que en su resguardo se desarrollen actividades mineras. 

Presencia de retroexcavadoras

Hincapié explica que en la zona ha existido presencia de personas que realizan actividad minera, pero no hay certeza de si pertenecen a Anglogold Ashanti. Por su lado, el líder indígena expresa que desde el 2012 se ha visto una mayor práctica de la minería en la región.

“Hace aproximadamente cuatro meses, encontramos una retroexcavadora, pero nos reunimos con la guardia indígena para hablar con los que la operaban y logramos que salieran del resguardo”.

Sin embargo, hace casi tres semanas la situación volvió a preocuparlos, tras la entrada de otra máquina retroexcavadora a su resguardo, de la cual tampoco pueden decir a quién pertenece. Según denuncia la OIA, el aparato alcanzó a hacer suficiente cateo para remover más de dos hectáreas de tierra. “Pudimos ver cómo la tierra que queda a las orillas del río Chontadural fue removida”, relata el líder indígena.

Ante la práctica minera, el resguardo indígena emitió un comunicado dirigido no solo a la comunidad en general sino también a “autoridades competentes en el tema ambiental como Corpourabá, la Alcaldía Municipal de Mutatá, la Secretaría de Minas de la Gobernación de Antioquia, el Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible y la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales -Anla”, lo cual generó la salida de la maquinaria de explotación minera, hace algunos días.

Lo único que los habitantes creen tener seguro es que se trata de minería ilegal, en tanto que no han visto todas las garantías que la legal les debe proporcionar, como la no vulneración de los derechos humanos y la procura por el cuidado del medio ambiente. 

Sin embargo, sea minería legal o ilegal, la incertidumbre permanece entre los habitantes, debido a la licencia concedida a una empresa de la cual no tienen mucho conocimiento y a la que temen por las actividades que pueda realizar en su resguardo, que, según Hincapié, constituye un grave problema por todas las consecuencias negativas que esto trae para las comunidades. 


Daños al ecosistema

Y es que el temor por la actividad minera en su resguardo no es infundado. En las últimas semanas, la retroexcavadora ocasionó daños ambientales significativos para la población, principalmente en los ríos, algo que ha afectado no solo a la población del resguardo indígena sino también a comunidades campesinas de la zona.

Los habitantes empezaron a percibir cambios en la “apariencia y el sabor del agua, lo que puede estar relacionado con la remoción del lecho del río y el uso de Acpm, aceite o gasolina”, combustibles utilizados para poner en funcionamiento estas máquinas. Todo esto ha generado restricciones para el abastecimiento de agua y el consumo de la misma.

Además de la contaminación de las fuentes hídricas, el líder indígena cuenta que se han talado muchos árboles del bosque que hace parte del resguardo, así como se ha perjudicado toda la flora y la fauna del territorio. Estos daños afectan tanto al medio ambiente, como a la organización cultural y social de la comunidad indígena.

“Nosotros llevamos a cabo muchas prácticas tradicionales, como el uso de plantas para la medicina y estamos perdiendo esos recursos, también tenemos rituales culturales en los ríos y una relación estrecha con la naturaleza”. Para ellos, también es preocupante la afectación que sufren los animales de su entorno, algunos usados para el consumo, como es el caso de los peces. 


Claridad de los límites

Según explica Hincapié, una de las problemáticas más grandes que existen en el territorio en este momento, tiene que ver con los linderos de los territorios, en tanto que no hay claridad completa de los límites existentes en la zona. “Se han presentado disputas por la tenencia de la tierra, pero no hay claridad de hasta dónde van los predios, lo que permite que se desarrolle, por ejemplo, la minería ilegal y que haya entrada de colonos y empresas mineras”.

También dice que la minería es una amenaza para muchos resguardos indígenas y, al no tener claridad de los linderos, “las comunidades no saben hasta dónde pueden ejercer control sobre su propio territorio”.

Por ello, uno de los objetivos de la reunión de ayer fue verificar los linderos establecidos hace algunos años y “analizar la presencia de colonos en la región, así como de otros actores que lleguen con intereses de aprovechamiento de los recursos”, aclara Hincapié.

Asimismo, se pretende analizar el tema de la conservación del medio ambiente. Para la comunidad de Chontadural Cañero, es necesaria y urgente esta clarificación, la cual debe generar planes de trabajo interinstitucional, con el fin de promover el bienestar de los territorios indígenas y campesinos. 

Entre tanto, la comunidad seguirá oponiéndose a la práctica de la minería, porque “acaba con la riqueza natural y la existencia misma de los indígenas”, dice el líder.

Si bien, Hincapié reconoce que ese es un proceso lento que necesita la participación de muchas instituciones, aclara la importancia de reconocer el pedido de muchas comunidades indígenas del país: “Tener autonomía sobre su territorio, el cual debe estar libre de prácticas que atenten contra el bienestar del mismo”. 

Por esta razón, muchos de los indígenas piden que se revoquen los títulos mineros existentes, porque según el líder indígena, “no podemos acabar con los recursos sino preservar las riquezas que tenemos, ya que no solo benefician al sector indígena sino a todo el país”.

Heidi Tamayo Ortiz

Tomado de elmundo.com

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