Lo correcto es empezar por el principio. Gracias de corazón a
los 580 mil compatriotas que decidieron con su voto que hoy estemos en
este recinto representando sus puntos de vista y luchando por cambiar a
Colombia. Tengan la certeza que sus votos y su mandato están en buenas
manos.
Somos Claudia López, mujer, luchadora por la verdad y la
transparencia, de verbo agudo, incisiva y brillante analista política
como ella define su oficio.
Jorge Ivan Ospina, medico, una prueba como yo de que la paz es
posible, quien fue alcalde de su Cali natal y con su trabajo y su
iniciativa hizo mucho por devolverle la autoestima y la dignidad a sus
conciudadanos.
Jorge Prieto, quien fue gobernador de Casanare con rectitud y
firmeza en uno de los periodos mas difíciles de violencia de esa tierra
llena de recursos. Hoy cuando su ciudad capital lleva tres años sin
agua, unimos nuestra voz a la suya para que haya soluciones YA. No mas
carreta. No mas dilación. No mas corrupción.
Ivan Name, barranquillero y bogotano de raíces libanesas, que
hoy siente en vivo la tragedia que vive Palestina, a cuyo pueblo
acompañamos solidarios ante la fuerza desmedida conque es agredido ante
los ojos del mundo.
Y yo, conocido por algunas virtudes y un puñado de defectos que
quisiera su licencia para no enumerar. Simplemente un veterano luchador
de toda la vida.
Los cinco soñamos con los ojos abiertos en el cambio de
nuestra Colombia. Luchamos y braveamos, democráticamente, por ese
cambio. Para aportar a él nos eligieron y aquí estamos presentando ahora
brevemente 6 propósitos de nuestro trabajo en los cuatro años que hoy
comienzan.
Primero, venimos a que la paz, por la cual votamos con
entusiasmo, le cumpla a todos los colombianos. Esa paz es el silencio
definitivo de los fusiles, es el comienzo de una nueva etapa donde
podamos dirimir nuestras diferencias sin matarnos y cambiar así los
últimos 66 años de nuestra historia. Ayudaremos a que los insurgentes
así como los miembros del Estado que lo requieran, reciban una solución
jurídica. A que los guerrilleros que dejen las armas puedan participar
en política, que es el corazón de una paz negociada.
Apoyamos con todo entusiasmo que las victimas, que por primera
vez tienen su propia voz en el que esperamos que sea el ultimo de los
76 procesos de paz de nuestra historia, tengan derecho a verdad,
justicia, reparación y sobre todo, garantías reales de no repetición.
Pero sobre todo el fin del conflicto es la posibilidad de un
nuevo comienzo que permita que nuestros esfuerzos como sociedad logren
justicia y equidad, esperanza y vida digna para las grandes mayorías,
que tengamos por fin instituciones presentes, garantes y eficaces tanto
en la Colombia rural como en la urbana. La paz es para todos los
colombianos, no solamente para y entre los combatientes.
Si somos capaces de lograr desde el día UNO de la vigencia de
los acuerdos de paz que la acción estatal integral de desarrollo rural y
justicia social llegue a todos los rincones de nuestra geografía,
sucederán milagros. Hay ya signos que permiten afirmar que los cultivos
de coca se volverán marginales en Colombia si el posconflicto se diseña
bien y se aplica con oportunidad. Queremos ayudar a que Colombia vuelva a
ser un país sin coca y sin espacio para el narcotráfico, como lo fuimos
por siglos.
Segundo, estamos aquí para decir sin disimulos que la política
tiene que cambiar. Se habla ahora de prohibir la reelección presidencial
y lograr el restablecimiento del equilibrio de poderes. Vamos por esa.
Pero el verdadero equilibrio en la política se lograra cuando
no se repartan volquetadas de mermelada para aceitar las maquinas que
negocian los votos, corrompiendo al que los compra y al que los vende y
haciéndole fraude a la democracia.
Hay que ir al fondo del asunto. No basta con hacer retoques a
la circunscripción nacional. En el mundo está demostrado que mientras
mas pequeña la circunscripción, mas grande el clientelismo. Debe
revisarse el voto preferente y el sistema electoral como un todo.
Queremos ayudar a la recuperación del prestigio de la Justicia y
a lograr órganos de control con autoridad pero sin poderes desbordados.
El principio de concurrencia de poderes diseñado en 1991 debe revisarse
para preservar a los jueces de los avatares de la política.
Tercero, creemos que el fondo del problema de nuestro modelo de
desarrollo esta en que se privilegia la captura de rentas a la
productividad y la generación de valor de una economía moderna, del
siglo XXI. Tecnología, ciencia, industria y producción agropecuaria
grande y pequeña generando empleo formal, deben ser los motores del
desarrollo. La minería, mucha de ella a cielo abierto, que prioriza el
rentismo, no puede ser hoy el motor principal de la generación de
ingresos fiscales. Anunciamos, como un hecho indicativo, que vamos a
presentar la urgente necesidad de suprimir exenciones de renta que
existen para alguna minería, a la cual se le podría aplicar el dicho
popular de que tras de ladrón, bufón. Algunas de estas compañías no solo
se llevan nuestros recursos naturales sino que ni siquiera pagan los
impuestos que deberían pagar.
Anunciamos el apoyo a políticas de fomento y promoción de la
industria, la agricultura y el desarrollo rural, así como nuestra
oposición a la proliferación irresponsable de tratados de libre comercio
firmados sin medir sus efectos sobre el aparato productivo nacional.
Igualmente, nuestra batalla contra todas las formas de evasión
fiscal y el contrabando. Si queremos construir Ciudadanía, Estado y
Mercado en paz y moderno en toda Colombia vamos a tener que meternos la
mano a bolsillo, al menos duplicar el recaudo tributario en la próxima
década y hacer valer el principio de recursos públicos, recursos
sagrados.
Cuarto, creemos en la inclusión institucional, territorial y
política de las regiones colombianas. Creemos que este país de regiones
no puede seguirse manejando de modo que los gobernantes locales tengan
que pasar mas tiempo en Bogotá que en sus territorios. Debemos
desarrollar el precepto constitucional que establece las regiones en
nuestro ordenamiento territorial. Y debemos estudiar con urgencia
estatutos especiales para San Andres, Providencia y Santa Catalina, el
Pacifico, y los territorios cuyas particularidades exigen mecanismos
diferenciados de tipo normativo. Seguir gobernando con normas iguales lo
que es claramente desigual, es una equivocación que debe corregirse.
Quinto, el logro de la Vida buena y digna será un propósito de nuestro trabajo.
Ello significa que nuestra prioridad son los pobres y los
débiles. Los poderosos se defienden solos. Aquí estamos para defender a
los que necesitan un Estado que les de la mano y les brinde
oportunidades para vivir con dignidad y respeto.
Significa diseñar y aplicar una política para la primera
infancia, la mas importante de todas las edades, que vaya mucho mas allá
del actual De Cero a Siempre.
Significa darle toda la prioridad a reducir el embarazo
adolescente y sobre todo lograr que el embarazo no sea una causa de
muerte sino una celebración de la vida. Debe ser un propósito nacional
avanzar hacia cero muertes de mujeres embarazadas, especialmente en
regiones como el Pacifico, donde mueren 7 veces mas mujeres encintas que
en el resto de Colombia.
Significa que de verdad la salud deje de ser un negocio y se
convierta en un derecho. En un área donde se invierte una cantidad de
dinero significativa aunque aún insuficiente, los resultados son
sinceramente precarios. Se sigue haciendo más énfasis en tratar la
enfermedad que en prevenirla y evitarla. No mas paños de agua tibia. Un
nuevo modelo de salud es indispensable.
Significa consolidar la discriminación positiva para los
indigenas, los afrocolombianos y los creol, la igualdad de derechos para
la comunidad LGBTI y la prioridad para quienes tienen limitaciones
físicas.
Significa que hay que actuar ahora para que las cárceles no
sean espacios hacinados donde no se puede ya ni respirar, logrando el
viejo propósito de que se rehabiliten quienes ingresan a ellas.
Significa que el trabajo y el empleo deben dignificarse. No es
justificable que hoy, 23 años después de entrar en vigencia la
Constitución, no exista aún un Estatuto del Trabajo. Ni puede seguirse
aceptando que para los trabajadores, el sol en Colombia se oculte a las
diez de la noche.
Vida Buena y oportunidades para todos significa que debemos dar
un salto adelante en educación. Tres años de preescolar, avance a la
jornada completa, mejoramiento de la calidad y de los docentes, mejores
salarios para los maestros, estatuto único para el magisterio, gratuidad
y nuevos cupos en educación publica post secundaria y universitaria,
control a las universidades de garaje, son entre otros los contenidos de
ese salto adelante. Todas las campañas presidenciales los incluyeron en
una u otra formulación. Por eso no es utopía creer, como lo hacemos,
que pese a la polarización que hoy se vive, este Senado y este Congreso
será capaz de aprobar por unanimidad las normas legales y tributarias
necesarias para que ese salto adelante en educación sea un legado del
trabajo de todos en estos cuatro años.
Invitamos al Presidente Juan Manuel Santos, a la Unidad
Nacional, al Centro Democrático, a todos los congresistas y a la
comunidad educativa, a que por la educación depongamos las diferencias y
logremos los resultados que la patria necesita.
Por último, somos la Alianza Verde. Como lo dijo bellamente mi
paisano Aurelio Arturo, en estas tierras mágicas el verde es de todos
los colores. Pero sobre todo es el color de la sostenibilidad ambiental,
de la defensa del agua, de la conservación de nuestra enorme
biodiversidad, de la obligación de diseñar un desarrollo responsable con
las generaciones que por siempre seguirán habitando esta tierra
bendita.
Presentaremos iniciativas buscando que la minería a cielo
abierto deba ser aprobada por una consulta popular obligatoria en sus
áreas de influencia. No mas minería de gran escala contra la voluntad
ciudadana.
Buscaremos que en la mitad de Colombia, que posee nuestro
patrimonio ambiental y biodiversidad sea posible vivir de su
conservación y adecuado desarrollo y no de su expoliación. Para ello
propondremos que se remunera a estos territorios los servicios
ambientales que prestan al resto del país y a la humanidad. Que quien
genera agua o captura gas carbonico reciba estímulos para que lo siga
haciendo, en vez de ser obligado a hacer lo contrario si quiere tener
recursos fiscales para pagar su mejor vivir.
Lo ambiental es prioritario para nosotros y debe serlo para el
país. La preservación del ambiente no puede ser incompatible con un
desarrollo que genere riqueza. Ese es el reto de este siglo XXI en
nuestro planeta azul. Esperamos que ese interés sea también el de la
mayoría de ustedes.
He presentado nuestras prioridades en un apretado resumen. Hay
por supuesto mucho más por decir y por hacer. En ese esfuerzo
coincidiremos con muchos de ustedes. Con otros, tendremos diferencias.
Pero todos pueden contar de nuestra parte con el mayor respeto, sin
abandonar la claridad y la franqueza.
La diversidad de este Congreso es su mayor activo. Convirtamos
ese activo en realizaciones para el bien de esta institución y de la
Colombia que anhelamos.
Estamos aquí para que el sueño de nuestros jóvenes verdes y
progresistas, de toda esta nueva generación de colombianos que aspira a
ser por fin la generación que acordó, construyó y vivió la paz sea una
realidad. Para cumplir ese propósito nos eligieron. Para eso estamos
aquí.
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