10 de julio de 2014

Tercera Vía, ¿hacia donde?

La reunión en Cartagena de Bill Clinton, Tony Blair, Felipe González, Fernando Cardoso y Ricardo Lagos es un evento de gran importancia, así haya sido relegado a un segundo plano noticioso por la brillante actuación de la selección Colombia en el mundial de Brasil.
El solo hecho de que estos cinco líderes de tendencia socialdemócrata y de talla mundial, hayan aceptado la invitación del presidente Santos para venir al Conversatorio sobre la Tercera Vía: demuestra la actualidad del tema, pero sobre todo el posicionamiento que ha alcanzado Colombia en la escena mundial, algo inimaginable en los años oscuros del gobierno anterior.

El resultado más importante fue el apoyo unánime y decidido a las negociaciones con las Farc. La declaración firmada por los cinco líderes muestra que el mundo entero espera que el proceso culmine con éxito para poner fin al conflicto interno más antiguo que existe en el planeta y se pueda empezar a construir la Paz en nuestro país, a avanzar “en el camino de la modernización con justicia social”.

En lo que resultó estéril el Conversatorio fue en el análisis de cómo aplicar el modelo político y económico de la llamada Tercera Vía para construir una sociedad más justa y en paz. Los cuatro valores que inspiran el modelo son excelentes: mejor distribución de la riqueza, igualdad de oportunidades, responsabilidad y solidaridad; el problema es que ninguno de los 5 exmandatarios pudo hacerlos realidad en sus gobiernos, a pesar de lograr buenos índices de crecimiento económico.

En Brasil y Chile se hicieron avances en la reducción de la pobreza, pero las protestas populares en esos países expresan el malestar de amplios sectores sociales ante la evidencia de que los frutos del crecimiento no se repartieron bien, y aumentaron las desigualdades y la falta de oportunidades.

En Inglaterra y Estados Unidos se frenaron los excesos neoconservadores de Tatcher y Reagan, pero no se cambió la tendencia a la mayor concentración de la riqueza en manos del 1%; lo más grave, que también sucedió en España, es que se continuó con la liberación de los mercados, en especial el financiero, lo que llevó a la gran crisis del 2008 en la que acabaron pagando los platos rotos los sectores más vulnerables y pobres.

La causa de este fracaso radica en la definición misma de la “Tercera Vía”. Esta no es un modelo intermedio entre el liberalismo manchesteriano y el comunismo ateo como la definía la doctrina social de la Iglesia. Este intermedio fue la socialdemocracia europea del siglo pasado que creó el “Estado de Bienestar” para garantizar educación salud y protección social a toda la población, y así evitar la propagación de la revolución proletaria.

Por el contrario la “Tercera Vía” de Blair la definió su mentor, el profesor Giddens, como “un intento de trascender tanto a la socialdemocracia a la antigua como al neoliberalismo”. Ese intento de desplazar de la izquierda hacia el centro las políticas socialdemócratas resultó siendo un solo un neoliberalismo moderado. El lema central de la Tercera Vía, “tanto Mercado como sea posible, tanto Estado como sean necesario”, es bonito pero vacío si no se define el objetivo: ¿que sea posible para qué? ¿que sean necesario para qué? Puede ser solo para que crezca el PIB, o también para reducir la pobreza, y en este caso las diferencias con el neoliberalismo son solo de matices. La Tercera Vía solo será una alternativa diferente si su objetivo es democratizar la propiedad como dice el artículo 60 de la Constitución.

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