23 de julio de 2014

Antonio Navarro exalta el trabajo que hará la bancada del Partido Verde en el Senado.

Lo correcto es empezar por el principio. Gracias de corazón a los 580 mil compatriotas que decidieron con su voto que hoy estemos en este recinto representando sus puntos de vista y luchando por cambiar a Colombia. Tengan la certeza que sus votos y su mandato están en buenas manos.

Somos Claudia López, mujer, luchadora por la verdad y la transparencia, de verbo agudo, incisiva y brillante analista política como ella define su oficio.


Jorge Ivan Ospina, medico, una prueba como yo de que la paz es posible, quien fue alcalde de su Cali natal y con su trabajo y su iniciativa hizo mucho por devolverle la autoestima y la dignidad a sus conciudadanos.

Jorge Prieto, quien fue gobernador de Casanare con rectitud y firmeza en uno de los periodos mas difíciles de violencia de esa tierra llena de recursos. Hoy cuando su ciudad capital lleva tres años sin agua, unimos nuestra voz a la suya para que haya soluciones YA. No mas carreta. No mas dilación. No mas corrupción.

Ivan Name, barranquillero y bogotano de raíces libanesas, que hoy siente en vivo  la tragedia que vive Palestina, a cuyo pueblo acompañamos solidarios ante la fuerza desmedida conque es agredido ante los ojos del mundo.

Y yo, conocido por algunas virtudes y un puñado de defectos que quisiera su licencia para no enumerar. Simplemente un veterano luchador de toda la vida.

Los cinco soñamos con los ojos abiertos en el cambio de  nuestra Colombia. Luchamos y braveamos, democráticamente, por ese cambio. Para aportar a él nos eligieron y aquí estamos presentando ahora brevemente 6 propósitos de nuestro trabajo en los cuatro años que hoy comienzan.


Primero, venimos a que la paz, por la cual votamos con entusiasmo, le cumpla a todos los colombianos. Esa paz es el silencio definitivo de los fusiles, es el comienzo de una nueva etapa donde podamos dirimir nuestras diferencias sin matarnos y cambiar así los últimos 66 años de nuestra historia. Ayudaremos a que los insurgentes así como los miembros del Estado que lo requieran, reciban una solución jurídica.  A que los guerrilleros que dejen las armas puedan participar en política, que es el corazón de una paz negociada.

Apoyamos con todo entusiasmo que las victimas, que por primera vez tienen su propia voz en el que esperamos que sea el ultimo  de los 76 procesos de paz de nuestra historia, tengan derecho a verdad, justicia, reparación y sobre todo, garantías reales de no repetición.
Pero sobre todo el fin del conflicto es la posibilidad de un nuevo comienzo que permita que nuestros esfuerzos como sociedad logren justicia y equidad, esperanza y vida digna para las grandes mayorías, que tengamos por fin instituciones presentes, garantes y eficaces tanto en la Colombia rural como en la urbana. La paz es para todos los colombianos, no solamente para y entre los combatientes.

Si somos capaces de lograr desde el día UNO de la vigencia de los acuerdos de paz que la acción estatal integral de desarrollo rural  y justicia social llegue a todos los rincones de nuestra geografía, sucederán milagros. Hay ya signos que permiten afirmar que los cultivos de coca se volverán marginales en Colombia si el posconflicto se diseña bien y se aplica con oportunidad. Queremos ayudar a que Colombia vuelva a ser un país sin coca y sin espacio para el narcotráfico, como lo fuimos por siglos.

Segundo, estamos aquí para decir sin disimulos que la política tiene que cambiar. Se habla ahora de prohibir la reelección presidencial y lograr el restablecimiento del equilibrio de poderes. Vamos por esa.


Pero el verdadero equilibrio en la política se lograra cuando no se repartan volquetadas de mermelada para aceitar las maquinas que negocian los votos, corrompiendo al que los compra y al que los vende y haciéndole fraude a la democracia.


Hay que ir al fondo del asunto. No basta con hacer retoques a la circunscripción nacional. En el mundo está demostrado que mientras mas pequeña la circunscripción, mas grande el clientelismo. Debe revisarse el voto preferente y el sistema electoral como un todo.

Queremos ayudar a la recuperación del prestigio de la Justicia y a lograr órganos de control con autoridad pero sin poderes desbordados. El principio de concurrencia de poderes diseñado en 1991 debe revisarse para preservar a los jueces de los avatares de la política.

Tercero, creemos que el fondo del problema de nuestro modelo de desarrollo esta en que se privilegia la captura de rentas a la productividad y la generación de valor de una economía moderna, del siglo XXI. Tecnología, ciencia, industria y producción agropecuaria grande y pequeña generando empleo formal, deben ser los motores del desarrollo. La minería, mucha de ella a cielo abierto,  que prioriza el rentismo, no puede ser hoy el motor principal de la generación de ingresos fiscales. Anunciamos, como un hecho indicativo,  que vamos a presentar la urgente necesidad de suprimir exenciones de renta que existen para alguna minería, a la cual se le podría aplicar el dicho popular de que tras de ladrón, bufón. Algunas de estas compañías no solo se llevan nuestros recursos naturales sino que ni siquiera pagan los impuestos que deberían pagar.

Anunciamos el apoyo a políticas de fomento y promoción de  la industria, la agricultura y el desarrollo rural, así como nuestra oposición a la proliferación irresponsable de tratados de libre comercio firmados sin medir sus efectos sobre el aparato productivo nacional.

Igualmente, nuestra batalla contra todas las formas de evasión fiscal y el contrabando. Si queremos construir Ciudadanía, Estado y Mercado en paz y moderno en toda Colombia vamos a tener que meternos la mano a bolsillo, al menos duplicar el recaudo tributario en la próxima década y hacer valer el principio de recursos públicos, recursos sagrados.

Cuarto, creemos en la inclusión institucional, territorial y política de las regiones colombianas. Creemos que este país de regiones no puede seguirse manejando de modo que los gobernantes locales tengan que pasar mas tiempo en Bogotá que en sus territorios. Debemos desarrollar el precepto constitucional que establece las regiones en nuestro ordenamiento territorial. Y debemos estudiar con urgencia estatutos especiales para San Andres, Providencia y Santa Catalina, el Pacifico, y los territorios cuyas particularidades exigen mecanismos diferenciados de tipo normativo. Seguir gobernando con normas iguales lo que es claramente desigual, es una equivocación que debe corregirse.
Quinto, el logro de la Vida buena y digna será un propósito de nuestro trabajo.

Ello significa que nuestra prioridad son los pobres y los débiles. Los poderosos se defienden solos. Aquí estamos para defender a los que necesitan un Estado que les de la mano y les brinde oportunidades para vivir con dignidad y respeto.
Significa diseñar y aplicar una política para la primera infancia, la mas importante de todas las edades, que vaya mucho mas allá del actual De Cero a Siempre.

Significa darle toda la prioridad a reducir el embarazo adolescente y sobre todo lograr que el embarazo no sea una causa de muerte sino una celebración de la vida. Debe ser un propósito nacional avanzar hacia cero muertes de mujeres embarazadas, especialmente en regiones como el Pacifico, donde mueren 7 veces mas mujeres encintas que en el resto de Colombia.

Significa que de verdad la salud deje de ser un negocio y se convierta en un derecho. En un área donde se invierte una cantidad de dinero significativa aunque aún insuficiente, los resultados son sinceramente precarios. Se sigue haciendo más énfasis en tratar la enfermedad que en prevenirla y evitarla. No mas paños de agua tibia. Un nuevo modelo de salud es indispensable.
Significa consolidar la discriminación positiva para los indigenas, los afrocolombianos y los creol, la igualdad de derechos para la comunidad LGBTI y la prioridad para quienes tienen limitaciones físicas.

Significa que hay que actuar ahora para que las cárceles no sean espacios hacinados donde no se puede ya ni respirar, logrando el viejo propósito de que se rehabiliten quienes ingresan a ellas.
Significa que el trabajo y el empleo deben dignificarse. No es justificable que hoy, 23 años después de entrar en vigencia la Constitución, no exista aún un Estatuto del Trabajo. Ni puede seguirse aceptando que para los trabajadores, el sol en Colombia se oculte a las diez de la noche.

Vida Buena y oportunidades para todos significa que debemos dar un salto adelante en educación. Tres años de preescolar, avance a la jornada completa, mejoramiento de la calidad y de los docentes, mejores salarios para los maestros, estatuto único para el magisterio, gratuidad y nuevos cupos en educación publica post secundaria y universitaria, control a las universidades de garaje, son entre otros los contenidos de ese salto adelante. Todas las campañas presidenciales los incluyeron en una u otra formulación. Por eso no es utopía creer, como lo hacemos, que pese a la polarización que hoy se vive, este Senado y este Congreso será capaz de aprobar por unanimidad las normas legales y tributarias necesarias para que ese salto adelante en educación sea un legado del trabajo de todos en estos cuatro años.

Invitamos al Presidente Juan Manuel Santos, a la Unidad Nacional, al Centro Democrático, a todos los congresistas y a la comunidad educativa, a que por la educación depongamos las diferencias y logremos los resultados que la patria necesita.

Por último, somos la Alianza Verde. Como lo dijo bellamente mi paisano Aurelio Arturo, en estas tierras mágicas el verde es de todos los colores. Pero sobre todo es el color de la sostenibilidad ambiental, de la defensa del agua, de la conservación de nuestra enorme biodiversidad, de la obligación de diseñar un desarrollo responsable con las generaciones que por siempre seguirán habitando esta tierra bendita.

Presentaremos iniciativas buscando que la minería a cielo abierto deba ser aprobada por una consulta popular obligatoria en sus áreas de influencia. No mas minería de gran escala contra la voluntad ciudadana.

Buscaremos que en la mitad de Colombia, que posee nuestro patrimonio ambiental y biodiversidad sea posible vivir de su conservación y adecuado desarrollo y no de su expoliación. Para ello propondremos que se remunera a estos territorios los servicios ambientales que prestan al resto del país y a la humanidad. Que quien genera agua o captura gas carbonico reciba estímulos para que lo siga haciendo, en vez de ser obligado a hacer lo contrario si quiere tener recursos fiscales para pagar su mejor vivir.

Lo ambiental es prioritario para nosotros y debe serlo para el país. La preservación del ambiente no puede ser incompatible con un desarrollo que genere riqueza. Ese es el reto de este siglo XXI en nuestro planeta azul. Esperamos que ese interés sea también el de la mayoría de ustedes.

He presentado nuestras prioridades en un apretado resumen. Hay por supuesto mucho más por decir y por hacer. En ese esfuerzo coincidiremos con muchos de ustedes. Con otros, tendremos diferencias. Pero todos pueden contar de nuestra parte con el mayor respeto, sin abandonar la claridad y la franqueza.

La diversidad de este Congreso es su mayor activo. Convirtamos ese activo en realizaciones para el bien de esta institución y de la  Colombia que anhelamos.

Estamos aquí para que el sueño de nuestros jóvenes verdes y progresistas, de toda esta nueva generación de colombianos que aspira a ser por fin la generación que acordó, construyó y vivió la paz sea una realidad. Para cumplir ese propósito nos eligieron. Para eso estamos aquí.

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