22 de junio de 2013

La Bagatela N41

Puntadas sobre la actual situación colombiana

Con el final de septiembre cuajó una gran expectativa al darse a conocer la decisión conjunta de Verdes y Progresistas de conformar en adelante una sola y gran colectividad política. Se dio un enorme paso en la unificación de una de las grandes fuerzas del campo democrático, y el primero en la venidera batalla política de las presidenciales del año entrante. A no dudarlo, la unión que comienza es un hito del proceso de fortalecimiento de las filas de la nueva democracia colombiana, que viene de atrás y que se acentúa. Quedan pendientes en la agenda conjunta verde-progresista el
nombre que se adoptará en definitiva y la candente cuestión de la consulta para escoger candidato presidencial.

Y así como en la esfera de lo político a no pocos les pareció inesperada la fusión verde-progresistas, en el terreno de la lucha social tampoco han faltado inusitadas conmociones. Al gobierno Santos y a buena parte del país los tomó por sorpresa el paro agrario del 19 de agosto, que se prolongó hasta comienzos de septiembre. Como no se veía desde el paro de septiembre de 1977, los pobres del campo y muchos medianos productores del agro irrumpieron con portentosa fuerza en el escenario
nacional. Se le sumaron paros y movilizaciones de varios otros sectores: transportatores, vastos segmentos de masas urbanas empobrecidas, el movimiento sindical, los maestros y los estudiantes. De golpe y porrazo se hizo sentir el rechazo del campo colombiano a más de 20 años de ruinosa
apertura económica, al TLC y al esquema de país minero exportador, pero también la protesta de los sectores pauperizados de la gran urbe. Las inevitables secuelas, aquí y allá, de los efectos de la descomposición social sobre las resonantes jornadas no empañan en modo alguno el alcance
enormemente positivo del paro agrario que puso las masivas movilizaciones en el
primer plano del escenario nacional.

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