Tomado de Agencia EFE
Fortalecer los sindicatos, expandir la negociación colectiva y
terminar con el reemplazo de trabajadores durante las huelgas, son las
metas que se ha impuesto la administración de Michelle Bachelet, un
cambio de fondo en las normas vigentes desde hace décadas en el mundo
laboral de Chile.
Así lo reveló la ministra del Trabajo, Javiera
Blanco, en una entrevista con el diario La Tercera, en la que detalló
los pasos que dará el Gobierno para lograr un mayor equilibrio entre las
fuerzas de empresarios y trabajadores, cuya relación se rige aún bajo
un código laboral impuesto bajo la dictadura de Augusto Pinochet
(1973-1990).
"Para que la negociación colectiva sea potente y
eficiente hay que ordenar a la contraparte", afirmó Blanco. "Hoy, de
alguna manera, se aplica lógica de dividir para gobernar. Están todos
los incentivos para no tener sindicatos o para tener muchos sindicatos
que representan un número variado de personas".
Por eso, uno de
los pilares del cambio será favorecer que las negociaciones salariales
se realicen, en lo posible, con un sindicato único o "el más
representativo" por compañía.
"Si no hay sindicato en una empresa o
hay dos, el cómo se define con quién negociar será parte de la
ingeniería de detalle, pero el empleador se deberá entender con el
sindicato más representativo", precisó la ministra.
Otro aspecto
central de la reforma laboral, cuyo plazo de ejecución aún no ha sido
definido por la autoridad, será el establecimiento de pisos mínimos para
las negociaciones salariales, que implicarán acceso por parte de los
trabajadores a información transparente de la situación financiera y
contable de las empresas.
En términos prácticos, señaló Blanco,
ello implica que los sindicatos podrán iniciar las conversaciones a
partir de los beneficios que ya han ganando y no desde cero.
Según
la ministra, ello requerirá también una mayor profesionalización de los
sindicatos, para lo cual se creará un fondo que permita a las
organizaciones laborales pedir estudios que las ayuden a enfrentar con
más herramientas a su contraparte.
Adicionalmente, y recogiendo
una de las demandas más reiteradas por los trabajadores, se eliminará la
posibilidad que actualmente tienen las compañías de contratar empleados
de reemplazo cuando los titulares se encuentran en huelga legal.
"La
mayor motivación que hoy tenemos para avanzar en el fin del reemplazo
en caso de huelga es que los empleadores de otros países nos hayan
ocupado de ejemplo en esta materia", aseveró Blanco.
"Chile no debiera ser ejemplo en esto, porque estamos al debe con el convenio 87 de OIT", añadió.
Las
reformas enunciadas por la ministra recogen gran parte de las demandas
de la principal multisindical chilena, la Central Unitaria de
Trabajadores (CUT), tal como lo expresó su presidenta, Bárbara Figueroa,
en una reciente entrevista con Efe.
Y la ministra expresó que
también buena parte de los empresarios chilenos, agrupados en la
Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), están abiertos a las
modificaciones planteadas.
"No he escuchado a nadie en el mundo de la CPC que diga que no quiere avanzar en estos temas. Hay disposición", dijo.
Según
Blanco, si se logra avanzar en un mayor equilibrio entre la fuerza de
los sindicatos y la de las empresas, se reducirá el nivel de conflicto
en el mercado laboral y habrá también una importante disminución de
costos.
La ministra indicó que el Gobierno ya está avanzando en la
elaboración de las propuestas para modificar las normas laborales, pero
no dio un plazo para su envío al Congreso ni detalló si irán en un sólo
proyecto de ley o en varios.
"Es una decisión que debe tomar la
Presidenta", dijo. "Empezaremos a avanzar en una propuesta que debe
estar, obviamente, consensuada. No será una discusión a puertas
cerradas", afirmó.
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