Tomado de El Mundo
Por Ramón Elejalde Arbeláez
Fue Nicolás de Maquiavelo un historiador, político y filósofo
italiano que nació el 3 de mayo de 1469 y se le considera con Thomas
Hobbes y Jean Bodin, uno de los padres del Estado moderno. Su obra más
famosa es El Príncipe y en ella describe el sistema que un gobernante
debe poner en práctica para adquirir y mantener el poder político.
Siempre afirmó que los gobernantes deberían preocuparse solamente del
poder y rodearse de quienes le garanticen el éxito en sus actuaciones
políticas. Pasó a la historia como un hombre cínico, que recomendaba
manipular las situaciones para que el gobernante pudiera adquirir o
mantener el poder. La historia acuñó la palabra maquiavélico para
señalar al personaje marrullero, manzanillo, hábil y habilidoso para
lograr sus objetivos y mantenerse siempre vigente en la política.
Indudablemente
es el doctor Álvaro Uribe un alumno aventajado de Maquiavelo. Es
indudablemente un monstruo en la política y menospreciarlo es el primer
error que solemos cometer quienes no compartimos sus tesis. Se afirma
que Álvaro Uribe es cínico: claro que lo es. Cuando sucedió el hallazgo
de la fiscalía de una oficina presumiblemente encargada de espiar a los
negociadores de la paz en La Habana y de mantener las redes sociales
inundadas de mensajes negativos del candidato Presidente, Juan Manuel
Santos y por consiguiente de violar varios artículos del Código Penal,
pues todos creímos que había llegado el final de la candidatura de Oscar
Iván Zuluaga. No fue así. Uribe retomó una denuncia del periodista
Daniel Coronell, quien a su vez la había rescatado de una declaración
que desde el año anterior había proferido un narcotraficante. Decía el
señor…. en una declaración judicial que había pedido el auxilio de J.
J. Rendón y otras personas para proponer al presidente Santos un proceso
de sometimiento a la justicia y ponerle fin al narcotráfico y que por
esta intermediación los narcos habían pagado la suma de 12 millones de
dólares. De esa denuncia el candidato presidente salió inicialmente
indemne, hasta cuando Uribe Vélez y sus más cercanos amigos armaron la
historieta poco creíble de que parte de esos millones de dólares habían
parado en la campaña del presidente Santos. Ha sido tan vehemente la
posición de Juan Manuel Santos y los líderes de su anterior campaña en
rechazar la afirmación y en retar a Uribe a que muestre las pruebas y
tan débil, folclórica y manipuladora las respuestas del expresidente,
que un ciudadano sensato termina por creer que todo esto no pasa de ser
un chisme, un episodio más de una campaña sucia contra Santos. Pues no.
Álvaro Uribe ha manejado tan bien los medios y la información que ha
logrado mantener la atención fija en él y no en Oscar Iván Zuluaga que
ha logrado salir indemne del incidente de la historia tenebrosa del hacker. Es más, logró sacar de escena a J. J Rendón, campeón e iniciador en Colombia de las campañas sucias.
En
esa labor desinformadora y manipuladora de la opinión pública, que
sumisa le cree en su mayoría, Uribe ya había sido sorprendido en una
mentira de calibre mayor: Afirmó bajo la gravedad del juramento, en
versión filmada, que Germán Vargas Lleras lo buscó después del atentado
que sufrió hace algunos años para señalar como autor del mismo al
ministro de la Defensa, Juan Manuel Santos, cuando la verdad es que por
la época de esos hechos Santos no ocupaba ese ministerio.
Propongo
que en Colombia a los ansiosos del poder, a los que acuden a todo por
lograrlo o por mantenerlo, no los llamemos más maquiavélicos. Es mejor
denominarlos uribistas.
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