Por Mauricio Vargas
Militante de base de la JUPA-Ptc
El amor por Colombia y su pueblo nos debe unir contra la amenaza
autoritaria de Zuluaga-Uribe. Y eso adquiere la forma concreta de
votar por Santos.
La tesis de la "agudización de las
contradicciones", es decir, entre más pobre y más maltratado
sea, más temprano que tarde este reaccionará, es una entelequia que
disfruta del sufrimiento de las masas e incluso lo asume como
necesario.
Para semejantes alucinados, un régimen de Zuluaga
sería perfecto para "radicalizar" a la gente, piensan que
la gente merece sufrir mucho por su ignorancia y por su
inconsciencia, y que con esta agonía despertarán sus sentimientos
de cambio.
Bajo esta lógica África sería la cuna del la
democracia, de la libertad y de la revolución mundial.
El
amor es un sentimiento que debe acompañar a los demócratas, el amor
por su pueblo, por su gente, por su tierra, por su democracia, por su
república, el amor que incite al cambio, a mejorar, a progresar de
una manera diferente, humana.
Lo contrario es odio, apatía e
indolencia frente al pueblo colombiano y dejarlo a merced de sus
verdugos sin ninguna consideración o piedad. También es una
completa mezquindad darle más valor a la cauda política, a los
votos, a su curul, a su cretinismo parlamentario, como en una
burbuja, mientras se cierne sobre el país como una mano oscura la
amenaza, la noche oscura.
La decisión de mi Partido fue
acertada, y aunque implicó muchas críticas, incomprensión,
ataques, finalmente la postura acertada ha prevalecido que es unirnos
todos contra el enemigo principal que es Uribe. Conformar un frente
amplio por la paz y la democracia.
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