“Éramos un departamento amazónico pero en el 2011 lo declararon
distrito minero y hasta ahí llegó el Putumayo”. Lo que relata el
concejal de Puerto Asís Hernán Tabares resume el descontento que tienen
los pobladores de uno de los departamentos más ricos en hidrocarburos,
minería y recursos naturales, y por el que saldrán a paro campesino a
partir de este domingo 31 de agosto.
Los
putumayenses ven atónitos cómo sacan el petróleo de sus tierras sin que
las regalías sean suficientes para paliar los males que produce la
extracción ni para tener una amplia cobertura en agua potable y
educación. En cambio, padecen los ataques de las FARC con derrames de
crudo y los accidentes de la industria de hidrocarburos que afectan por
décadas el medio ambiente, más la presencia de la Fuerza Pública y de
Los Rastrojos, el grupo que vino después de la desmovilización de las
AUC que operaban en la zona desde 1998.
Es lo
que han vivido desde hace varios años y en los últimos meses la
paciencia parece rebosada, desde que en mayo la Autoridad Nacional de
Licencias Ambientales (ANLA) le permitió al consorcio petrolero Colombia
Energy, operado por la compañía Vetra, explotar 100 pozos más en el
corredor Puerto Vega – Teteyé, en Puerto Asís, donde empezaron con nueve
pozos en el 2010 y dos años después los aumentaron a 48.
“El
gobierno concesiona el territorio, lo regala”, afirma Marco
Rivadeneira, el presidente de la Asociación Campesina del Sur Oriente
del Putumayo y uno de los que intentó intervenir en el permiso que la
ANLA dio con la Resolución 0551 de 2014.
La
intervención de la comunidad no impidió el aumento de la explotación
que, al ocupar 12.000 hectáreas sólo en ese corredor, daría como
resultado un pozo cada 5.000 metros según las cuentas de los pobladores.
Esa licencia fue el detonante para que los campesinos de la zona
obstaculizaran la vía desde julio y destruyeran un puente de más de 40
metros de largo e impedir así el paso de los carrotanques hacia dos de
los tres campos de crudo que tiene Vetra en el lugar. Del único lugar
que está operando “tenemos que hacer caravanas con 20 carrotanques con
el acompañamiento de la policía”, precisó un trabajador del pozo
Quinde.
Este es el puente que dañaron los campesinos. Foto: Maria Clara Calle.
Este aumento también es uno de los motivos de que el paro se extienda a todo el departamento.
En
el 2000, la explotación de hidrocarburos en Putumayo era de 8.000
barriles diarios y después de la decisión de que no sería tratado como
departamento amazónico, pasó a poco más de 48.000 barriles por día en el
2013. Este aumento no se reflejó en las regalías debido a la
modificación del gobierno nacional en el 2012 para repartirlas en todo
el país. Putumayo recibía un promedio de 118.500 millones de pesos al
año en el 2010 y en el 2012 la cifra fue de 185.000 millones (lea sobre la constituyente por la paz que querían hacer en ese departamento).
“Donde ha habido riqueza petrolera, están los más pobres”, sentencia un líder de Orito y organizador del paro campesino.
El
temor de que las historias de Casanare o La Guajira se repitan en este
lugar del país, parece hacerse realidad. A pesar de ser una de las zonas
del país más ricas hídricamente, en ninguno de sus 13 municipios la
cobertura de agua potable supera el 70 %, según cifras de la
Gobernación. En Puerto Asís, uno de los municipios donde se extrae más
petróleo y el más habitado del departamento, sólo dos de cada diez
habitantes tienen acueducto.
A este problema
social se suma que ni siquiera el 10 % de los bachilleres acceden a las
instituciones de educación superior y no hay una sola universidad, según
el gobernador Jimmy Díaz. “Para el gobierno nacional, la seguridad
social es sólo Policía y Ejército”, dice este miembro del Partido
Conservador.
“Las fuerzas militares están aquí
para la protección del hidrocarburo”, detalla el alcalde Puerto Asís,
Jorge Coral. En el 2011, con el auge de la explotación minera, se
crearon más bases militares pero siempre cercanas a los pozos petroleros
en lugares como Puerto Umbría, Puerto Caicedo, Piñuña Negro y La
Hormiga; mientras que en Orito, el municipio con más producción de
crudo, se implementó la Brigada Móvil Contraguerrilla.
Mientras
que el número de militares en Putumayo aumentaba, las FARC cambiaron su
accionar y se concentraron en los ataques a la industria de
hidrocarburos por cualquier método. “La guerrilla declaró objetivo
militar a todo el que ayude a las petroleras”, cuenta un líder social.
El
único campo de petróleo en funcionamiento entre Puerto Vega y Teteyé
está custodiado por la fuerza pública. Foto: Maria Clara Calle.
En
tres de los principales oleoductos, se registraron 37 atentados con
explosivos en el 2012 de acuerdo a las cifras de Ecopetrol. En lo que va
de este año, el oleoducto que comunica a Puerto Asís y Orito, los
municipios más productores, se cuentan 36 voladuras de las FARC según
Óscar Aragón, exintegrante del sindicato Asociación de Trabajo de
Industria de Petróleo en Putumayo.
En el 2013,
Putumayo fue el departamento donde las FARC más atentaron contra la
infraestructura petrolera con poco más de 60 ataques, de los casi 200
que hubo en todo el país, según la Fundación Paz y Reconciliación.
El
otro método es obligar a los carrotanques a abrir las válvulas. “Casi
300.000 galones de crudo derramado a nuestros humedales y por cada galón
que toca el agua, se daña al medio ambiente por lo menos durante 25
años”, detalla Coral. Uno de los hechos más graves fue en enero de este
año, cuando la guerrilla derramó 120.000 galones de petróleo.
Cuando
esto sucede, las empresas del crudo tienen que activar un plan de
contingencia por orden de la ANLA. Este debe mitigar lo más pronto
posible el daño causado y recoger el hidrocarburo pero esto no siempre
funciona bien.
Hace seis meses, las FARC
regaron ocho carrotanques entre las veredas La Cabaña y La Carmelita, de
Puerto Asís. Hoy todavía se ve el desastre.
La
compañía Vetra contrató a otra empresa para limpiar pero el método,
según los campesinos, fue sacar el petróleo para verterlo en un afluente
que nutre a por lo menos dos veredas y desemboca en el río Putumayo, la
vía fluvial más importante del departamento y que llega hasta Brasil.
“Yo
quisiera que viniera gente del Estado y se tomara un vasito de esa agua
para que vean qué nos están dando”, dice un campesino del lugar
afectado. Semana.com intentó contactar a la empresa petrolera pero no
obtuvo ninguna respuesta.
Este derramamiento ocurrió hace seis meses. Foto: Maria Clara Calle.
La comunidad denuncia que la compañía Vetra vertió petróleo en un afluente de agua pura. Foto: Maria Clara Calle.
La coca: otra razón de la protesta
Putumayo
no sólo es rico en hidrocarburos sino uno de los departamentos con más
matas de coca. En el 2000, cuando empezó el Plan Colombia, allí estaba
la mitad de las 120.000 hectáreas de este cultivo en todo el país. En el
2013, eran 7.667 hectáreas en Putumayo, según el último monitoreo de la
Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito.
“Los
campesinos de aquí no tienen otro sustento que la coca”, asegura uno de
los protestantes del corredor Puerto Vega – Teteyé. Por eso una de las
soluciones al paro campesino es que el gobierno pare definitivamente la
fumigación aérea y, algunos, quieren que se termine la erradicación
manual.
Otros sí están de acuerdo con esa
sustitución siempre y cuando sea gradual y concertada. “Si nos arrancan
así no más nuestra economía, ¿de qué vamos a vivir?”, opina
Rivadeneira.
Mientras que para muchos
campesinos la coca es el único sustento por los bajos precios de
productos como plátano o pimienta, para el gobierno es un cultivo que
hay que erradicar puesto que beneficia a las FARC y a Los Rastrojos, que
según la comunidad trabajan juntos en el narcotráfico.
El
hecho de que la guerrilla esté involucrada en todas las problemáticas
del departamento y haya aumentado sus ataques, hace que los habitantes
no crean en los diálogos en La Habana. “Por un lado, la guerrilla mina y
por otro, el Ejército bombardea”, explica Rivadeneira, mientras que el
gobernador del departamento insinúa que una de las columnas de las FARC
que opera en Putumayo no se siente representada en el proceso de paz.
Otra
de las quejas de la comunidad es que es pocos funcionarios del gobierno
nacional van hasta el territorio y aunque se anuncian visitas de
ministros, ellos no llegan y envían a alguien, como fue el caso del
Encuentro Regional de Paz, organizado por la Redprodepaz.
“El gobierno tiene que poner mucho cuidado porque quizá esto se le saldrá de las manos”, advierte el alcalde de Puerto Asís.
Esta
no es la primera alerta que lanzan los putumayenses. Una vez más, otro
paro campesino muestra lo cansados que están por los derramamientos de
petróleo, la insuficiente inversión social, las pocas maneras de
sobrevivir y la presencia del Estado sólo con fuerza pública. Putumayo
no quiere repetir la historia de otros departamentos pero cada vez está
más cerca de hacerlo.
Tomado de semana.com
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