Cada vez es más difícil para Gustavo Jiménez y compañía llamar la atención de los transeúntes del Parque Berrío con sus interpretaciones populares.
Los sábados en la tarde, que es el
lapso de mayor movimiento, compiten con otras personas (vendedores,
culebreros, magos...), que, al igual que ellos, buscan ganar algún
recurso. La diferencia es que ellos no tienen equipo de amplificación.
“Nos juntamos acá y venimos a la aventura,
porque vivimos de lo que la gente nos da; pero esto está más malo que la
comida de la cárcel. A veces escasamente hacemos el pasaje de regreso y
para un cigarrillo. Esas amplificaciones no dejan ni para conversar.
Mire, allá van instalar un equipo, y ve el otro”, dice Jiménez mientras
señala.
Luis Pérez, otro guitarrista, oriundo de
Salgar (Suroeste) y a quien algunos le dicen ‘alcalde’ –además, siempre
lleva traje–, comenta que nadie hace regulación y que por eso cada vez
es más difícil vivir de ese oficio.
El vocalista y ‘carrasquero’, Pedro Londoño,
nacido en Zaragoza y apodado por sus colegas ‘ratón’, dice que extrañan
el proceso que hace cuatros años lideró la Secretaría de Participación
Ciudadana, en convenio con la Asociación de Entidades Culturales
(Asencultura).
En ese entonces los capacitaron y se hizo una
convocatoria en la que participaron 63 conjuntos musicales. Se
presentaron 32 propuestas y, al final, se grabó un álbum discográfico
con 20 canciones inéditas. Incluso, se autorregulaban para no juntarse
en las mismas horas, por aquello de “tanto limosnero junto...”.
“Nosotros somos la tradición
folclórica de Antioquia. Llevo 40 años ‘surrunguiando’ esta guitarra, y
me está yendo más mal ahora que a ratón de iglesia. Aquí primero se conseguía plata, coño, cuando las flotas para los pueblos eran abajo en Guayaquil”, asegura Jiménez.
Aunque aún hay presencia constante de una
veintena de grupos, los artistas reconocen que cada vez son menos por
las condiciones precarias y que, incluso, algunos prefieren que los
contraten para dar serenatas particulares.
“No grabé la vez pasada, pero quizá todo eso
se acabó porque cantaban bonito, pero se oía muy maluco”, dice con tono
de broma Jiménez.
Al respecto, Carlos Mario Guisao,
subsecretario de Arte y Cultura de Medellín, afirma que todo proyecto
que se inicia de agremiación, como el que hizo la Administración
anterior con estos músicos, tiene unas etapas y continuidades
diferentes, máximo cuando hay expectativa económica.
“En estos momentos la Administración
está haciendo un esfuerzo por mejorar la convivencia en el Centro, pero
es una dinámica compleja y todavía no hay resultados totales.
(...) Se está trabajando en control del perifoneo y el uso de equipos de
sonido, pero hay algunos momentos en los que se desborda. No sabemos si
ese sea el caso de los músicos del Parque Berrío”, afirma Guisao.
El funcionario agrega que buscarán un espacio
de concertación con ellos, con Espacio Público y otras dependencias.
Según Guisao, para darle continuidad a ese proceso, cada año realizan un
festival de música popular en el Cerro Nutibara, en el que han
participado músicos de esa y otras zonas, con su respectiva
remuneración.
“¿Debemos seguir grabando CDs? Puede que esto
no resuelva sus problemas de fondo. Hay que mirar si les falta
formación, o si son agredidos por alguna condición particular del
espacio. Este año, en los Estímulos para el Arte, incluimos la música
popular para abrirles más oportunidades, pero deben postularse para
acceder a recursos”, concluyó Guisao.
Mientras, cuando caen las tardes sabatinas y
los equipos de sonido se ausentan, estos ‘juglares’ paisas, que tocan
desde pasillos hasta carrilera, ‘prenden’ el baile, con el que sí llaman
la atención.
El Centro tiene el 29 por ciento de los estímulos de arte y cultura
La Secretaría de Cultura tiene este año un
presupuesto de 12.000 millones de pesos para los Estímulos de Arte y
Cultura, de los cuales ha asignado 8.600 millones en 585 proyectos. De
estos el 29 por ciento fueron asignados a becas de creación,
investigación, circulación, y Salas Abiertas que tienen como
localización el Centro, sus museos y 15 casas de teatro permanente.
“Lo cultural no es solo montar tarimas y
artistas; por eso tenemos vigías patrimoniales en el Centro para el
cuidado y preservación de lugares como la Casa Barrientos. De otro lado,
en los teatros Metropolitano y Pablo Tobón tenemos actividades
especiales con boletería gratuita”, explica Carlos Mario Guisao,
subsecretario de Arte y Cultura.
La Secretaría de Cultura también realiza
intervenciones artísticas temporales en los principales parques del
Centro, con diferentes aliados. En la Plaza Botero trabaja de la mano
con el Museo de Antioquia, en la de San Antonio con la Alianza Francesa,
en el parque Bolívar con el Instituto de Bellas Artes, y en el del
Periodista con el Colomboamericano.
Hace poco también la Alcaldía le realizó una
intervención a las 27 esculturas del maestro Fernando Botero localizadas
en el Centro. En este proceso invirtieron cerca de 240 millones de
pesos.
OSCAR ANDRÉS SÁNCHEZ A.
Redactor
MEDELLÍN
Tomado de eltiempo.com
Redactor
MEDELLÍN
Tomado de eltiempo.com
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