Ante el reciente fallo del Tribunal de
la Haya, donde la soberanía de una porción del territorio marítimo
pasa del Estado Colombiano al de Nicaragua, la pregunta del momento
es ¿Debe o no acatarse?
Uribe, tomó la iniciativa -frente a
un gobierno y una opinión pública colombiana aún paralizada y
consternada, incapaz de asimilar que ocurrió todo lo contrario a lo
que los primeros daban por hecho, prometían y aseguraban, a lo que
los segundos esperaban con fe frente a la gestión de los
diplomáticos designados- de manifestar con su graznido de guerra que Colombia no debe acatarlo, llamando a un
nacionalismo hirsuto pero bastante emotivo y rentable electoralmente,
no tanto y más bien, muy dañino y peligroso para aquellos
pescadores isleños, pues un ambiente tenso, caliente y bélico
terminaría de una vez por todas con su humilde oficio, poniendo en
aprietos su ya precaria sobrevivencia.
Una guerra ridícula entre países
subdesarrollado como Colombia y Nicaragua, justificadora y
“legitimadora” de una intervención del imperialismo, seguramente
de Estados Unidos, es lo último que necesita el pueblo colombiano.
¿A caso no nos sobra y nos basta con un conflicto violento,
sucio, de masacres, desplazamientos, despojo y muerte, de la sangre
de campesinos corriendo por el campo? ¿No es suficiente con la
guerra urbana desatada por el narcotráfico, el control territorial
de las vacunas, la extorsión, las atrocidades que se comenten todos
los días en las barriadas populares, con los hijos de
las masas urbanas empobrecidas como carne de cañón de una batalla
miserable, mezquina, sin más bandera que el enriquecimiento por
encima de todo, sin más consigna que la rentabilidad, la ganancia y
el poder?
Si vivimos en un mundo globalizado,
donde las mercancías, los capitales y los misiles, vienen y van, si
podemos enviar un video que recorra el mundo, si las compañías
producen sus artículos en diferentes partes del globo, etc. Todos
debemos luchar por preservar un planeta, un medio ambiente y una
naturaleza que nos pertenece a todos ¿Por qué luchamos, nos matamos
y nos dividimos por trozos de tierra, de mar, etc? Por la propiedad
privada, porque los interesados en explotar las materias primas nos
alienan y nos envuelven, nos integran en sus conflictos económicos,
nos vuelven parte de arsenal, porque somos nosotros, las masas
quienes ponemos las manos para trabajar, los dedos para disparar y
las madres para concebir.
Sueño con un mundo en paz, compartido
por todos, un mundo de todos y para todos, tanto del colombiano, como
del nicaragüense, como del palestino como del alemán y del gringo.
Pero mientras exista la propiedad privada y su dictadura, nunca va a
ser posible.
Hay que cambiar el dilema, para bien
del trabajo y del medio ambiente. En lugar de preguntarse si aceptar
la decisión de las eminencias en Holanda. Deberíamos preguntarnos
¿Que va a ha hacer el Gobierno y su cuerpo diplomático para llegar
a un acuerdo con Nicaragua para que garantice el trabajo de los
pescadores isleños y su integridad, y la preservación y protección
de la zona declarada patrimonio ecológico del caribe?
MVG.
cc.mauz (@) gmail
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