29 de noviembre de 2012

Fallo de la Haya ¿Haya guerra? ¿Haya paz? ¿Haya qué?

Ante el reciente fallo del Tribunal de la Haya, donde la soberanía de una porción del territorio marítimo pasa del Estado Colombiano al de Nicaragua, la pregunta del momento es ¿Debe o no acatarse?
Uribe, tomó la iniciativa -frente a un gobierno y una opinión pública colombiana aún paralizada y consternada, incapaz de asimilar que ocurrió todo lo contrario a lo que los primeros daban por hecho, prometían y aseguraban, a lo que los segundos esperaban con fe frente a la gestión de los diplomáticos designados- de manifestar con su graznido de guerra que Colombia no debe acatarlo, llamando a un nacionalismo hirsuto pero bastante emotivo y rentable electoralmente, no tanto y más bien, muy dañino y peligroso para aquellos pescadores isleños, pues un ambiente tenso, caliente y bélico terminaría de una vez por todas con su humilde oficio, poniendo en aprietos su ya precaria sobrevivencia.


Una guerra ridícula entre países subdesarrollado como Colombia y Nicaragua, justificadora y “legitimadora” de una intervención del imperialismo, seguramente de Estados Unidos, es lo último que necesita el pueblo colombiano. ¿A caso no nos sobra y nos basta con un conflicto violento, sucio, de masacres, desplazamientos, despojo y muerte, de la sangre de campesinos corriendo por el campo? ¿No es suficiente con la guerra urbana desatada por el narcotráfico, el control territorial de las vacunas, la extorsión, las atrocidades que se comenten todos los días en las barriadas populares, con los hijos de las masas urbanas empobrecidas como carne de cañón de una batalla miserable, mezquina, sin más bandera que el enriquecimiento por encima de todo, sin más consigna que la rentabilidad, la ganancia y el poder?
Si vivimos en un mundo globalizado, donde las mercancías, los capitales y los misiles, vienen y van, si podemos enviar un video que recorra el mundo, si las compañías producen sus artículos en diferentes partes del globo, etc. Todos debemos luchar por preservar un planeta, un medio ambiente y una naturaleza que nos pertenece a todos ¿Por qué luchamos, nos matamos y nos dividimos por trozos de tierra, de mar, etc? Por la propiedad privada, porque los interesados en explotar las materias primas nos alienan y nos envuelven, nos integran en sus conflictos económicos, nos vuelven parte de arsenal, porque somos nosotros, las masas quienes ponemos las manos para trabajar, los dedos para disparar y las madres para concebir.
Sueño con un mundo en paz, compartido por todos, un mundo de todos y para todos, tanto del colombiano, como del nicaragüense, como del palestino como del alemán y del gringo. Pero mientras exista la propiedad privada y su dictadura, nunca va a ser posible.
Hay que cambiar el dilema, para bien del trabajo y del medio ambiente. En lugar de preguntarse si aceptar la decisión de las eminencias en Holanda. Deberíamos preguntarnos ¿Que va a ha hacer el Gobierno y su cuerpo diplomático para llegar a un acuerdo con Nicaragua para que garantice el trabajo de los pescadores isleños y su integridad, y la preservación y protección de la zona declarada patrimonio ecológico del caribe?
MVG.
cc.mauz (@) gmail

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