Hace más de diez años he tenido el
honor de acompañarte en las buenas y en las malas y creo que no me
equivoco al afirmar que he sido uno de tus más fieles y cercanos
colaboradores y compañeros de lucha. Es precisamente por la
confianza y la lealtad que te tengo, como fruto de esa larga e
intensa relación, que me veo en la obligación de hacerte las
siguientes consideraciones con toda franqueza y respeto.
Estoy totalmente desconcertado con tu
decisión de desvincular a María Valencia de su cargo como
Secretaria del Hábitat.
Mucho antes de que a ti se te pasara
por la mente la idea de ser alcalde, María llevaba años estudiando,
conociendo y trabajando Bogotá, pero sobre todo soñando y
construyendo una ciudad humana, ideal pero posible. Soy testigo de
cómo María te enseñó el término revitalización y su diferencia
con la renovación urbana tradicional; como te contó por primera vez
quién era Le Corbusier y te ilustró sobre la historia urbanística
de Bogotá antes y después de 1948; como te llevó de la mano para
conocer las bodegas del barrio Santafé y te mostró con sus mapas de
Google Earth qué era eso de la segregación socio-espacial y cuál
debería ser la zona para el plan piloto de revitalización del
centro ampliado. Recuerdo las arduas discusiones durante el empalme
en las que María Mercedes Maldonado defendía la expansión en Usme,
mientras fue María quien se opuso con vehemencia y te convenció con
sus argumentos contundentes de las virtudes de la redensificación.
Desde el empalme trabajó intensamente,
con entrega y transparencia. Poniendo de lado sus asuntos personales
aceptó el cargo de Secretaria de Hábitat, a favor del interés
general y se arriesgó a fondo (enfrentándose a los Tierreros, por
ejemplo), logrando importantes avances como se reflejará en su
informe de gestión y como lo saben las muchísimas personas que
conocen del tema y tuvieron la oportunidad de trabajar con ella estos
meses. Su presentación ante el Concejo Municipal del Plan de
Desarrollo en lo concerniente a Hábitat fue calificado cómo la más
clara y la mejor por muchos concejales, no sólo progresistas sino de
diversos partidos incluyendo al Presidente del Concejo.
Te puedo asegurar, no sólo por sus
cualidades profesionales sino fundamentalmente por su visión y
compromiso con la construcción de una verdadera Bogotá Humana, que
has perdido la mejor integrante de lo que sigue siendo un excelente
equipo. Afortunadamente, su paso por la Secretaría del Hábitat no
fue en vano ya que buena parte de sus sueños y su visión quedaron
consignados como metas en el Plan de Desarrollo.
Pero mi desconcierto no es sólo por tu
decisión, sino más que todo por la forma en la cual fue tomada. Tu
sabes muy bien que María ni te pidió el cargo ni lo quería y que
fuiste tu quién la convenció asumirlo, así como la convenciste
lanzarse al Concejo con el argumento de que ella podría atraer las
juventudes gaitanistas. Es cierto que su carácter fuerte contrasta
con la obsecuencia que caracteriza a tanto funcionario ante el poder.
También es obvio que como Alcalde tienes la potestad y toda la
libertad para decidir quiénes deben hacer parte de tu equipo y
determinar con quién te sientes cómodo o no para trabajar. Pero
lo mínimo, por decencia, era tener la valentía de poner la cara,
hablar con la persona, agradecerle sus aportes y no permitir que sean
informados de sus despidos por los medios masivos de comunicación.
No se
trata sólo de buenos modales ni de cuestiones de estilos. En la
política, las formas son de fondo. No basta con tener los principios
correctos ni la razón científica. Un déspota de izquierda, por ser
de izquierda, no deja de ser déspota. La democracia no es
sólo un ideal sino que implica prácticas de respeto y solidaridad,
especialmente cuando se trata del uso del poder al servicio de la
transformación social. La repetida impuntualidad no es nada distinto
a un profundo irrespeto por los demás. La política del amor no es
sólo una bella frase, sino un profundo replanteamiento de la
política.
Eres de las personas más valientes,
inteligentes y creativas que he conocido y me siento un privilegiado
de haber aprendido y crecido tanto a tu lado. Gracias a tu valentía
el país conoció las alianzas diabólicas de la parapolítica y
Bogotá se alertó del carrusel de la contratación. Gracias a tu
inteligencia y creatividad, convenciste en la campaña presidencial a
Santos de la importancia de la tierra y las víctimas, fuiste el
primer político en Colombia de hablar sobre el agua y los derechos
de la madre tierra y hoy lideras a Bogotá Humana, una hoja de ruta
que es vanguardia en América Latina y quizás en el mundo,
encaminada a enfrentar los grandes retos de superar la segregación
social, mitigar y adaptarse al cambio climático y fortalecer lo
público.
Espero que seas capaz de utilizar tu
inteligencia para reflexionar sobre las consecuencias del uso del
poder y que acudas a tu valentía para reconocer errores y tomar los
correctivos correspondientes, por el bien tuyo y del proyecto
progresista.
Todo lo anterior me ha llevado a tomar
la decisión más difícil de mi vida, pero quizá la más
reflexionada, de presentar de manera irrevocable mi renuncia a la
Dirección Distrital de Relaciones Internacionales, no sin antes
agradecerte la oportunidad que me diste durante estos meses de
contribuir a la proyección internacional de Bogotá Humana, tarea
que hoy cuenta con un equipo de mujeres y hombres altamente
calificados para continuar tan loable y necesaria labor.
No voy a apostarle a que te vaya mal,
como irresponsablemente hacen muchos. Al contrario, necesitamos que
tengas mucho éxito, por el bien de Bogotá, pero aún más por
Colombia, que se merece una esperanza luego de tantas frustraciones,
por que tu y yo sabemos que el futuro del proyecto de transformación
democrática que nuestro querido país requiere, depende en gran
medida de lo que suceda en Bogotá en los próximos tres años y
medio.
Un fuerte abrazo,
Daniel
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