9 de octubre de 2013

SALUDO DE ANTONIO NAVARRO AL CONGRESO DEL PARTIDO VERDE, sept 2013

Saludo calurosamente y con especial entusiasmo la realización del Congreso Nacional del Partido Verde, el cual esperamos todos que se convierta en un evento que selle la unidad entre Ustedes y nuestra corriente Progresista, en busca del camino de agrupación para el cambio que el momento político del país exige.
La fusión que hoy está en manos de Ustedes es un paso fundamental en el camino de buscar un cambio histórico en Colombia. No es usual la confluencia de sectores políticos en nuestros días, basada en ideas, programas y propuestas. Esta muy probablemente va a ser la única de este período.
Tenemos grandes retos frente a nosotros. El mayor de todos es levantar una ola de opinión como las que se han producido varias veces en los últimos 20 años para construir una esperanza para los colombianos. Esta unidad es sólo el primer paso. Darlo bien, con contenido de fondo, con ideas claras, con generosidad es muy importante.



Los compromisarios han trabajado con juicio y con cuidado. Espero que los resultados de ese trabajo consulte las ideas y aspiraciones de todos. Ellas están a consideración de este evento.
Quiero aclarar mis puntos de vista sobre el tema presidencial en el 2014. Estamos en un momento interesante y complejo. Creo que existe una oportunidad sin antecedentes en la última generación para una renovación seria de la conducción del Estado colombiano.
Tres elementos de la realidad actual la hacen posible.
La separación irreconciliable de los doctores Juan M Santos y Alvaro Uribe es el primero de ellos. Esa polarización extrema se vuelve cada día mas impopular.
En segundo lugar, el debilitamiento político del Presidente Santos, mas allá de la disminución del apoyo ciudadano medido en las recientes encuestas, es estructural. Lo demuestran los recurrentes sondeos de los últimos meses en los cuales la oposición ciudadana a la reelección presidencial es siempre mayoritaria. A este segundo hecho de la realidad se suman los problemas de opinión de los precandidatos del doctor Uribe.
El tercero tiene que ver con las dificultades del modelo de desarrollo, centrado hoy en la locomotora minera con desmedro de la producción nacional manufacturera y agropecuaria. Las consecuencias negativas de un modelo que comenzó años atrás y fue agenciado también por el anterior gobierno, han llevado a la muchos colombianos a no seguir apoyándolo mientras optan por buscar un camino de cambio.
A ello se suma la posibilidad del proceso de paz. Saludo la unidad de criterio conque lo estamos afrontando. En eso estamos al lado del actual gobierno y alejados de los que proponen fórmulas que sólo conducen a la prolongación de esta guerra interna. Si hubiera un acuerdo en los próximos meses, el tema decisivo sería el post conflicto, cuya capacidad de buen manejo no es exclusiva del gobierno nacional. Muchos de nosotros tenemos una vasta experiencia en el asunto y podríamos conducirlo aún mejor que el gobierno actual.
Frente a esa situación es nuestro deber acertar en la senda por seguir. Para ello hay que comenzar diciendo que no es la repetición de procesos exitosos en el pasado lo que va a producir resultados semejantes en la nueva realidad. Un par de ejemplos para ilustrar este punto.
En 2006, una consulta popular entre el doctor Carlos Gaviria y Antonio Navarro despertó un fenómeno político de tamaño mediano, que llevó al ganador de esa consulta, el doctor Gaviria,a conseguir el segundo lugar en la elección presidencial, obteniendo 2.6 millones de votos, con mas de 1 millón de sufragios de diferencia por encima del tercero en discordia, el doctor Horacio Serpa.
Cuatro años después, otra consulta similar entre los doctores Gustavo Petro y Carlos Gaviria no obtuvo el mismo resultado. El doctor Petro le ganó al doctor Gaviria contra muchos pronósticos, pero su votación en la primera vuelta presidencial fue la mitad de la votación del doctor Gaviria cuatro años antes. El fenómeno en ese momento fue otra consulta presidencial, la realizada por los tres ex alcaldes de Bogotá , la cual condujo al doctor Antanas Mockus a la cifra de mas de 3.6 millones de votos a la cabeza de la llamada Ola Verde.
Hoy no es fácil replicar mecánicamente el fenómeno de 2010. La situación es diferente. El país está valorando elementos distintos a los que produjeron la Ola de 2010. El No Todo Vale tan importante entonces, era una respuesta a decisiones como intentar por segunda vez una modificación constitucional con nombre propio y muchos otros comportamientos de ese período político.
Hoy las prioridades ciudadanas parecen mas ligadas al modelo de desarrollo, como lo demostró la simpatía con los estudiantes durante la lucha contra la reforma a la educación superior intentada por el actual gobierno, el rechazo al sistema de salud centrado en el ánimo de lucro o la solidaridad masiva de los pobladores de las ciudades con las protestas campesinas de las últimas semanas.
Hay quienes sostienen que estamos frente a la emergencia de una clase media con profundos deseos de cambio. Lo cierto es que se pone en entredicho el modelo de desarrollo marcado por las privatizaciones generalizadas y la apertura económica improvisada entre otros aspectos, además de reiterarse el rechazo mayoritario a la forma tradicional de hacer política.
En el nuevo escenario, la manera de actuar no es todavía suficientemente clara, desde mi punto de vista. Por eso considero que hace unas semanas no era el momento para la invitación del doctor Enrique Peñalosa a una consulta conmigo para unificar la candidatura presidencial para el 2014. Agradezco al doctor Peñalosa las frases elogiosas sobre mi nombre y mi trayectoria pública. Ha sido muy generoso. Pero como lo afirmo, no estoy seguro de que la consulta entre los dos sea el mejor camino. Respeto las opiniones en contrario.
Tal vez la opinión pública quiera hoy una coherencia mayor entre las propuestas que se le presenten en una consulta y vean demasiadas diferencias entre lo que representamos el doctor Peñalosa y yo. Esto podría llevar a que muchos electores no participen en ella. Además no parece claro que los votantes de uno y otro nombre sufraguen por el ganador en caso de que el resultado le sea adverso a su candidato. Una consulta no sólo debe sumar los votos de los participantes sino multiplicarlos. Se corre el riesgo de que esa consulta no lo consiga.
Y no estoy hablando de las diferencias de apreciación sobre la alcaldía de Bogotá. Creo que ese no es un asunto que se decida en las elecciones de 2014, elección para presidente de la república, no para alcalde de la capital. Hablo de asuntos como la política económica, el modelo de internacionalización de nuestra economía, los TLCs, la manera de diseñar las políticas sociales y en general, las políticas nacionales.
Mi duda se refleja en el silencio que he guardado ante la gentil invitación pública que me hizo el doctor Peñalosa. No es falta de cortesía ni mucho menos veto, como dicen algunos amigos que en asuntos de política no son expertos.
Además debemos decidir sobre la posibilidad de una consulta que vaya mas allá de la actual confluencia, si llegamos a la conclusión que es el mejor de los caminos en búsqueda de un resultado exitoso. No se debe cerrar la posibilidad de una consulta interpartidista.

Este no es un momento para simplemente tener un candidato presidencial . Es para tener una oportunidad de competir realmente por la Presidencia de Colombia.
Les propongo que nos demos un tiempo adicional, hasta finales de noviembre, cuando sepamos entre otras cosas si el Presidente Santos va o no a aspirar a la reelección. En ese período busquemos como llenarnos de información y de elementos de juicio para acertar.
Debemos presentarles a los votantes una alternativa seria, confiable, creíble y sólida si queremos lograr que la oportunidad que nos da la historia se vuelva realidad el próximo mayo de 2014.
Suerte, pulso y mucha inteligencia colectiva.

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