Por: Guillermo Segovia Mora
El libreto, que por momentos parece desarrollarse con éxito, dados los
intereses emparentados, por su evidente finalidad e incoherencias,
cojea. Puede que logre su cometido, pero no convencerá y al no tener
credibilidad ni legitimidad, más temprano que tarde, será la razón del
sacudón que se necesita para acabar el sainete en que ha convertido la
enclenque democracia colombiana. La elección de Gustavo Petro como
Alcalde Mayor de Bogotá sorprendió a la mafiocracia y el empresariado
neoliberal. Por primera vez, el poder del clientelismo y la corrupción
en la ciudad pierde sus anclajes institucionales y ve surgir una
alternativa ciudadana que puede cambiar el rumbo. De ahí la reacción
desesperada y brutal que busca ponerle fin con una opereta en tres
actos.