Por: Samuel Camargo Hidalgo.Tomado de nuevagaceta.co
Fundada en el sureño estado de Guerrero en 1926 la escuela Normal Rural de Ayotzinapa, México, como las escuelas normales creadas por los gobiernos revolucionarios ha impartido hasta hoy educación pedagógica con el propósito de hacer realidad el derecho a la educación del pueblo campesino. Fue así como el último presidente revolucionario, Lázaro Cárdenas, en su sexenio (1936-1940) continuó el impulso a esta modalidad de escuelas en el campo como quiera que así el estudio de las ciencias sociales y matemáticas defendido por la revolución se hacía realidad y, por demás, los maestros formados llevarían la idea socialista a los confines de México. Así figura aun en los estatutos de la Normal de Ayotzinapa.
Guerrero es uno de los estados más pobres y menos desarrollados de la república mexicana. Sus campesinos deben recorrer el país como recolectores de tomates en Sinaloa, chiles de Guanajuato, manzanas de Chihuahua, a cambio de ínfima remuneración y por lo demás, paupérrimas comunidades de Mixtecas y Nehuas se suman al paisaje de pobreza absoluta. Pero en Guerrero se destaca Acapulco, “la cara de México ante el mundo”, donde Agustín Lara le cantaba a una mujer de encantadora belleza y arrolladora personalidad, María Félix: Acuérdate de Acapulco de aquellas noches María bonita, María del alma…”.
Por supuesto no fue del mundo de la época de oro del cine mejicano de donde partieron los 43 estudiantes hacia Ciudad de México como de uno conformado por los caciques que compran barato las cosechas, manejan las economías regionales y naturalmente, los votos de las comunidades campesinas. El caciquismo es el instrumento de dominación por excelencia de la clase dirigente mexicana contra el cual Lucio Cabañas, egresado de la Escuela Normal de Ayotzinapa se levantó en armas en los años 70 (fue abatido en el 74).
Los estudiantes, que previamente habían “decomisado” dos autobuses en Chilpacingo, capital de Guerrero, se sumarían a los actos de conmemoración de la matanza de estudiantes del 68 desatada por el presidente Gustavo Díaz Ordaz en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, pero jamás llegarían a su destino. Sufrieron, como afirma el fiscal mexicano, Jesús Murillo Karam, la más atroz de las muertes.
Los estudiantes arribaron a Iguala con objeto de conseguir fondos para su marcha a ciudad de México, al paso que el alcalde José Luis Abarca y su esposa María de los Ángeles Pineda, vinculados a un cartel de la droga según el informe del fiscal Murillo Karam, se declaran en estado de alerta. La madre de María de los Ángeles, señala la investigación, pertenecía al cartel del jefe de jefes, Beltrán Leiva, como dos de sus hermanos –asesinados por supuesta traición– pero en el colapso de su organización se sentaron las bases de un nuevo cartel, “los Guerreros Unidos” en el que María de los Ángeles Pineda ocupaba un cargo importante. Con mayor poder que el de su esposo, preparaba un acto político para el 26 de septiembre en el que lanzaría su candidatura a la alcaldía de Iguala en 2015 pero temía que los estudiantes “reventaran” el acto.
“Y se abrieron las fauces del horror”, expresaba el escritor mexicano Enrique Krauze. De acuerdo con el fiscal Murillo, Abarca ordenó a la policía de Iguala reprimir a los estudiantes y es así que en una primera arremetida asesinan a seis de ellos, uno desollado vivo. Acto seguido ordena la entrega de los estudiantes a los temibles Guerreros Unidos tarea en la que colabora la policía de Cocula en cuyas inmediaciones se cometió la masacre. El jefe militar de los “Guerreros”, Sidonio Casarrubias dirigió la operación. Tendidos en el suelo boca abajo el sicario preguntaba: “Usted es agente de “los Rojos” ¿qué está haciendo aquí? - Yo soy un estudiante, señor. Y recibía un tiro en la nuca. Así fueron masacrados cada uno de ellos y sus cuerpos, arrojados a un basurero donde armaron una pira con neumáticos y leña en la que los cadáveres ardieron, bajo la vigilancia de sicarios, durante 14 horas. El cometido, borrar toda evidencia. Los restos fueron desmenuzados y en bolsas arrojados al río San Juan…pero una de ellas se pudo recuperar. Un reciente examen de restos legibles para pruebas de ADN arrojó que correspondían a uno de los estudiantes de Ayotzinapa, Alexander Mora. Los autores intelectuales, los esposos Abarca Pineda, prófugos en primer momento, hoy se encuentran presos.
En ciudad de México los padres de los normalistas y miles de ciudadanos solidarios salían a las calles a protestar ante el gobierno priista de Enrique Peña Nieto por la violencia de la que habían sido objeto los estudiantes con la actuación oficial de la policía de Iguala y Cocula. “Vivos se los llevaron, vivos los queremos”, era la consigna, y con toda razón por cuanto no aparecían cadáveres. ¿Qué está sucediendo en México? Se preguntan allí desde cuando en el proceso de búsqueda de los estudiantes se descubrieron varias fosas comunes, una de ellas con treinta cadáveres.
La reacción del gobierno de Peña Nieto fue tardía y errática. A dos meses de la masacre su gobierno elaboró un programa de 14 puntos uno de los cuales solicita al Congreso aprobar una reforma constitucional “para crear un mando único policial de las 32 entidades del país. Hay que pasar de 1.800 policías municipales débiles que con facilidad pueden ser corrompidos por la delincuencia a sólidas corporaciones de seguridad estatal, más confiables, más profesionales y más eficaces”. La reacción no se hizo esperar: ¿Por qué no pidió una sola renuncia ni aplicó destitución?
¿De manera que los corruptos son los policías? Y si ello es así, ¿se volverán honrados solo con pasar de la escala municipal a la estatal? E igualmente grave, se vulnera la autonomía municipal consagrada desde siempre en la estructura política de la nación mexicana.
“Hay que rescatar a Guerrero” dice Peña Nieto, al paso que la escritora Elena Poniatowska, escéptica ante las medidas oficiales dice: “No nos merecemos el gobierno que tenemos”.
¿Qué está sucediendo en México? La impunidad es sin duda un legado de los 70 años de hegemonía del PRI y vuelta a comenzar con Peña Nieto. (Hegemonía que ni siquiera se rompió al acceder al poder Vicente Fox, en el 2000, del derechista Partido Acción Nacional como quiera que su ascenso fue producto de un pacto con Salinas de Gortari, del PRI). ¿Alguien podría esperar entonces que Vicente Fox, del PAN denunciara excesos del PRI? Cuauhtémoc Cárdenas creó el PRD, Partido por la Revolución Democrática que a los ojos de los mexicanos ganó las elecciones del 2006 pero se interpuso el fraude oficial. Y el narco llegó también al partido: José Luis Abarcas y María de los Ángeles Pineda pertenecían a ese partido.
En Colombia sucedió lo que se le critica al PRI, con el desarrollo del “Frente Nacional” en el que liberales y conservadores se alternaban en el poder: Todos los crímenes de lesa humanidad del medio siglo en adelante permanecieron impunes. Como el asesinato de Gaitán.
México lindo y querido, cantaba Jorge Negrete, si muero lejos de ti /que digan que estoy dormido / y que me traigan aquí. ¿En donde podrá ubicarse ese idílico lugar que evoca el cantante?
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