La fusión que hoy está en manos de
Ustedes es un paso fundamental en el camino de buscar un cambio
histórico en Colombia. No es usual la confluencia de sectores políticos
en nuestros días, basada en ideas, programas y propuestas. Esta muy
probablemente va a ser la única de este período.
Tenemos grandes retos frente a nosotros.
El mayor de todos es levantar una ola de opinión como las que se han
producido varias veces en los últimos 20 años para construir una
esperanza para los colombianos. Esta unidad es sólo el primer paso.
Darlo bien, con contenido de fondo, con ideas claras, con generosidad es
muy importante.
Los compromisarios han trabajado con
juicio y con cuidado. Espero que los resultados de ese trabajo consulte
las ideas y aspiraciones de todos. Ellas están a consideración de este
evento.
Quiero aclarar mis puntos de vista sobre
el tema presidencial en el 2014. Estamos en un momento interesante y
complejo. Creo que existe una oportunidad sin antecedentes en la última
generación para una renovación seria de la conducción del Estado
colombiano.
Tres elementos de la realidad actual la hacen posible.
La separación irreconciliable de los
doctores Juan M Santos y Alvaro Uribe es el primero de ellos. Esa
polarización extrema se vuelve cada día mas impopular.
En segundo lugar, el debilitamiento
político del Presidente Santos, mas allá de la disminución del apoyo
ciudadano medido en las recientes encuestas, es estructural. Lo
demuestran los recurrentes sondeos de los últimos meses en los cuales la
oposición ciudadana a la reelección presidencial es siempre
mayoritaria. A este segundo hecho de la realidad se suman los problemas
de opinión de los precandidatos del doctor Uribe.
El tercero tiene que ver con las
dificultades del modelo de desarrollo, centrado hoy en la locomotora
minera con desmedro de la producción nacional manufacturera y
agropecuaria. Las consecuencias negativas de un modelo que comenzó años
atrás y fue agenciado también por el anterior gobierno, han llevado a la
muchos colombianos a no seguir apoyándolo mientras optan por buscar un
camino de cambio.
A ello se suma la posibilidad del
proceso de paz. Saludo la unidad de criterio conque lo estamos
afrontando. En eso estamos al lado del actual gobierno y alejados de los
que proponen fórmulas que sólo conducen a la prolongación de esta
guerra interna. Si hubiera un acuerdo en los próximos meses, el tema
decisivo sería el post conflicto, cuya capacidad de buen manejo no es
exclusiva del gobierno nacional. Muchos de nosotros tenemos una vasta
experiencia en el asunto y podríamos conducirlo aún mejor que el
gobierno actual.
Frente a esa situación es nuestro deber
acertar en la senda por seguir. Para ello hay que comenzar diciendo que
no es la repetición de procesos exitosos en el pasado lo que va a
producir resultados semejantes en la nueva realidad. Un par de ejemplos
para ilustrar este punto.
En 2006, una consulta popular entre el
doctor Carlos Gaviria y Antonio Navarro despertó un fenómeno político de
tamaño mediano, que llevó al ganador de esa consulta, el doctor
Gaviria,a conseguir el segundo lugar en la elección presidencial,
obteniendo 2.6 millones de votos, con mas de 1 millón de sufragios de
diferencia por encima del tercero en discordia, el doctor Horacio Serpa.
Cuatro años después, otra consulta
similar entre los doctores Gustavo Petro y Carlos Gaviria no obtuvo el
mismo resultado. El doctor Petro le ganó al doctor Gaviria contra muchos
pronósticos, pero su votación en la primera vuelta presidencial fue la
mitad de la votación del doctor Gaviria cuatro años antes. El fenómeno
en ese momento fue otra consulta presidencial, la realizada por los tres
ex alcaldes de Bogotá , la cual condujo al doctor Antanas Mockus a la
cifra de mas de 3.6 millones de votos a la cabeza de la llamada Ola
Verde.
Hoy no es fácil replicar mecánicamente
el fenómeno de 2010. La situación es diferente. El país está valorando
elementos distintos a los que produjeron la Ola de 2010. El No Todo Vale
tan importante entonces, era una respuesta a decisiones como intentar
por segunda vez una modificación constitucional con nombre propio y
muchos otros comportamientos de ese período político.
Hoy las prioridades ciudadanas parecen
mas ligadas al modelo de desarrollo, como lo demostró la simpatía con
los estudiantes durante la lucha contra la reforma a la educación
superior intentada por el actual gobierno, el rechazo al sistema de
salud centrado en el ánimo de lucro o la solidaridad masiva de los
pobladores de las ciudades con las protestas campesinas de las últimas
semanas.
Hay quienes sostienen que estamos frente
a la emergencia de una clase media con profundos deseos de cambio. Lo
cierto es que se pone en entredicho el modelo de desarrollo marcado por
las privatizaciones generalizadas y la apertura económica improvisada
entre otros aspectos, además de reiterarse el rechazo mayoritario a la
forma tradicional de hacer política.
En el nuevo escenario, la manera de
actuar no es todavía suficientemente clara, desde mi punto de vista. Por
eso considero que hace unas semanas no era el momento para la
invitación del doctor Enrique Peñalosa a una consulta conmigo para
unificar la candidatura presidencial para el 2014. Agradezco al doctor
Peñalosa las frases elogiosas sobre mi nombre y mi trayectoria pública.
Ha sido muy generoso. Pero como lo afirmo, no estoy seguro de que la
consulta entre los dos sea el mejor camino. Respeto las opiniones en
contrario.
Tal vez la opinión pública quiera hoy
una coherencia mayor entre las propuestas que se le presenten en una
consulta y vean demasiadas diferencias entre lo que representamos el
doctor Peñalosa y yo. Esto podría llevar a que muchos electores no
participen en ella. Además no parece claro que los votantes de uno y
otro nombre sufraguen por el ganador en caso de que el resultado le sea
adverso a su candidato. Una consulta no sólo debe sumar los votos de los
participantes sino multiplicarlos. Se corre el riesgo de que esa
consulta no lo consiga.
Y no estoy hablando de las diferencias
de apreciación sobre la alcaldía de Bogotá. Creo que ese no es un asunto
que se decida en las elecciones de 2014, elección para presidente de la
república, no para alcalde de la capital. Hablo de asuntos como la
política económica, el modelo de internacionalización de nuestra
economía, los TLCs, la manera de diseñar las políticas sociales y en
general, las políticas nacionales.
Mi duda se refleja en el silencio que he
guardado ante la gentil invitación pública que me hizo el doctor
Peñalosa. No es falta de cortesía ni mucho menos veto, como dicen
algunos amigos que en asuntos de política no son expertos.
Además debemos decidir sobre la
posibilidad de una consulta que vaya mas allá de la actual confluencia,
si llegamos a la conclusión que es el mejor de los caminos en búsqueda
de un resultado exitoso. No se debe cerrar la posibilidad de una
consulta interpartidista.
Este no es un momento para simplemente
tener un candidato presidencial . Es para tener una oportunidad de
competir realmente por la Presidencia de Colombia.
Les propongo que nos demos un tiempo
adicional, hasta finales de noviembre, cuando sepamos entre otras cosas
si el Presidente Santos va o no a aspirar a la reelección. En ese
período busquemos como llenarnos de información y de elementos de juicio
para acertar.
Debemos presentarles a los votantes una
alternativa seria, confiable, creíble y sólida si queremos lograr que la
oportunidad que nos da la historia se vuelva realidad el próximo mayo
de 2014.
Suerte, pulso y mucha inteligencia colectiva.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Deja tu opinión, todas son válidas en el marco del respeto.